miércoles, 14 de abril de 2010

SHOÁ

ayer se recordó la Shoá, algunos dicen Holocausto.
Holocausto vine del griego y quiere decir sacrificio, y refiere a los sacrificios que en algunas religiones se hacían en nombre de Dios. No es una buena palabra para lo que se conmemoró ayer.
Shoá viene del hebreo y significa destrucción, matanza inimaginable...
se tuvo que inventar una palabra para que la oscuridad más absoluta cupiera en nuestras cabezas...
ayer lloré en soledad durante un buen rato mirando en internet videos de aquella época... y prendí una vela...
hoy comparto una imagen...
allí veo el bracito de mi hija sobre el brazo de mi abuela...

SI YO SOY UNO...

ejemplo tomado de mi libro "PNL. Mapas para el cambio", con relación a los post anteriores.


Si yo soy uno, Gabriel, ¿cómo puedo querer y no querer algo al mismo tiempo? ¿Cómo puedo decidir alimentarme saludablemente y encontrarme un rato después atiborrándome de dulces?

Si yo soy el que decide alimentarse saludablemente, entonces el que se atiborra de dulces no soy yo. Es algo ajeno a mí. Es algo inconciente que me boicotea. Es algo que debo combatir. Una característica negativa que debo extirpar de mi ser. Sin darme demasiada cuenta tomo partido por una de las partes en conflicto, y me convenzo a mí mismo de que yo soy esa parte: por supuesto me identifico con la que considero positiva, por lo tanto la negativa no soy yo. Entonces la combato. Lucho denodadamente contra eso que no soy yo… y me descubro perdiendo la batalla.
Lejos de resolver el conflicto combatiendo contra una de las partes, la oposición interior aumenta. El aspecto rechazado parece agigantarse cuanto más lo peleo. Pienso que me falta voluntad. Me hago más fuerte todavía. Combato con mayor tesón. Por momentos creo que gano la lucha, pero no puedo mantener la fuerza de voluntad eternamente, en algún momento flaqueo…entonces pierdo nuevamente. Y el conflicto sigue. Las guerras interiores suelen ser muy cruentas. El autorreproche, la culpa, el castigo, la exigencia desmedida generan un círculo vicioso del que es muy difícil salir. El estado de guerra interior no es un estado en el quiera vivir permanentemente.
Además, las guerras interiores presentan una trágica condición: si finalmente yo gano la guerra, ¿el que pierde no soy también yo mismo?

ALIANZA ESTRATÉGICA

el post anterior en otras palabras...

lo que a mi "herr professor" le gusta llama "alianza estratégica" y otras lindezas semejantes, no es otra cosa que el amor que sana.
La aceptación amorosa del ser tal como es, con sus luces y sus sombras.
Es fácil enamorarse de lo luminoso, pero no ayuda a crecer.
Lo luminoso y lo oscuro es un combo inseparable.
Y por más que todos nuestros pacientes nos busquen para que los ayudemos a fortalcer a sus luces a combatir a sus sombras, flaco favor les haríamos de acceder.
La sombra merece ser honrada y aceptada.
En la oscuridad que nos gobierna en contra de nuestra voluntad luminosa, lejos de "tanáticos impulsos autodestructivos" (¿qué pavada es esa?), yace una sabiduría poderosa que necesitamos descubrir.
Descubir, comprender, aceptar, integrar, amar, agradecer.

A veces es necesario combatir contra uno mismo durante décadas para descubir que la lucha interior no tiene sentido.

ALIANZA TERAPÉUTICA

El cambio a veces se produce de manera espontánea. Las personas se plantean un objetivo… y simplemente lo logran. En el lenguaje de la PNL decimos que ese estado deseado surge desde un estado interno de congruencia y resulta ecológico a la totalidad del sistema. Fluye y se desarrolla con naturalidad, como si la totalidad del ser acordara en involucrarse en el proceso de cambio sin presentar obstáculos.
Por supuesto nadie consulta por este tipo de objetivos. Quienes consultan, lo hacen porque se encontraron con algún tipo de dificultad y buscan ayuda para resolverla.

Dicen:

1. “Quiero pero no se cuando, con qué, en dónde o con quién”.
2. “Quiero pero no se cómo se hace".
3. “Quiero, se cómo se hace, pero no dispongo de las habilidades necesarias”.
4. “Quiero, se cómo se hace, tego las capcidades, pero no puedo/no sirvo/no me lo merezco”.
5. “Quiero... pero algo interior que no controlo no me lo permite/otra parte mía no quiere”.

En todos los casos la dificultad para alcanzar un objetivo se expresa con la fórmula: “Quiero, pero X”.
La gramática nos enseña que el “pero” invalida o contradice el primer término de la proposición, con lo cual la manera adecuada de leer todas las anteriores expresiones es “Quiero y no quiero”. Y esta incongruencia básica es la que debemos atender en principio.
En la práctica clínica, si nos apresuramos a construir una alianza terapéutica con el consultante que dice querer cambiar algún aspecto de su vida, estamos dejando afuera del consultorio a la otra parte de la persona que tiene reparos para dicho cambio.
Como facilitadores de los procesos de cambio, respetamos tanto a la parte del cliente que quiere cambiar como a la que no lo quiere en el conocimiento de que esta expresa de esa manera alguna intención positiva valiosa ala ecología del sistema. Así como acompasamos al cliente que nos consulta buscando un cambio a fin de lograr rapport, también podemos acompasar a la parte del cliente que por algún motivo no quiere dicho cambio. Aliarnos estratégicamente con la totalidad del ser humano que tenemos enfrente y no con una sola de sus partes.