miércoles, 4 de febrero de 2009

El misterio de las técnicas

Las técnicas me hacen pensar en ritos.
Definitivamente.
Si observamos el proceso más que el contenido, podemos decir que los ritos son secuencias de pasos que deben realizarse siempre de una determinada manera con la finalidad de obtener un resultado. Igual que las técnicas.
Me gusta esta metáfora. Así como un rito religioso puede convertirse en una experiencia de lo sagrado en tanto posibilita abrir un pasaje, esto es, crear un puente entre nuestra percepción ordinaria de la realidad y la dimensión de lo sagrado; la técnica, practicada con igual impecabilidad y apertura a la experiencia, también tiene la potencialidad de crear un puente ¡y conectarnos con el espíritu de los maestros terapeutas de quienes estas técnicas fueron modeladas!

Este es el misterio de las técnicas.
Las técnicas de la PNL no están vacías, no vienen del aire ni se engendran en la nada. Surgen del modelado de una experiencia terapéutica real encarnada en hombres y mujeres reales. De esta manera, una experiencia de allá y entonces, condensada en un modelo, se despliega finalmente en mi experiencia aquí y ahora.
Practicamos las técnicas, y algo sucede. Algo viene con ellas.
Se va destilando cada vez que las utilizamos. Se va añejando con el tiempo. Toma cuerpo y cobra vida.

Hoy creo que al practicar en forma conciente las técnicas de PNL, los terapeutas podemos no solo obtener el tipo de resultados terapéuticos que obtenían los maestros modelados, sino también acercarnos a la fuente profunda de la que emanaban sus intuiciones.

De este misterio de las técnicas habló cierta vez Juan Sebastian Bach cuando le preguntaron cómo hacía para tocar una música tan maravillosa, y Bach respondió:
“Yo solo toco las notas en orden, tal como están escritas, es Dios quien hace la música.”

Técnicas en psicoterapia

Es parte de la historia que el modelo y la tecnología psicológica de la PNL fueron desarrollados a partir del proceso de “modeling” (modelado) que, a principios de la década del 70, Richard Bandler y John Grinder, realizaron sobre el trabajo clínico de tres grandes terapeutas: Milton Erickson, Virginia Satir y Fritz Perls.
Bandler y Grinder sostenían que si queríamos ser tan buenos terapeutas como esos tres maestros, no era suficiente (de hecho hasta era innecesario, sostenían irreverentes) con leer sus libros ni atender sus explicaciones ni sus teorías acerca de lo que hacían.
Puesto que gran parte del propio comportamiento es inconciente, esos terapeutas podían realizar grandes cosas con sus pacientes, y aún así no necesariamente estaban en condiciones de dar instrucciones lo suficientemente claras y precisas acerca de qué es lo que de hecho hacían, ni de cómo concretamente hacían lo que hacían de manera tal que otros puedan aprender y repetir dichas destrezas. Ese fue entonces el comienzo de sus investigaciones: describir “cómo específicamente” esos grandes terapeutas hacían lo que hacían con el objetivo de transferir este aprendizaje posteriormente a otras personas.
En su libro “De sapos a príncipes”, los creadores de la PNL dicen : “Nosotros no sabemos realmente lo que Satir (o Perls, o Erickson) hace, sin embargo, podemos describir su conducta de tal modo que podemos ir dondequiera de ustedes y decirles: mira, toma ésto, haz esas cosas en esta secuencia, practícalo hasta que se convierta en una parte sistemática de tu conducta inconciente y podrás terminar siendo capaz de suscitar la mismas respuestas que suscita Satir (o Perls, o Erickson)”.
Esta “descripción” de esas conductas, es lo que surge al “modelar”, y el resultado de estos primeros modelados, es el conjunto de técnicas con que en principio se identificó a la PNL.

Sin embargo, quienes hoy vean en este sistema solo un conjunto de técnicas más o menos poderosas (así es como, en realidad, yo veía a la PNL hace veinte años), quizás todavía no hayan reparado en que las técnicas tienen su misterio.
Un gran misterio que los mismos Bandler y Grinder dejaron entrever cuando expresaron: “Si quieren tener las mismas intuiciones que Erickson, Satir, o Perls, tendran que pasar por un período de entrenamiento para aprender a tener intuiciones semejantes.”

¡Intuiciones! ¿No estamos hablando acaso de técnicas?
¿Puede una técnica despertar en el terapeuta que la practica, el tipo de intuiciones que tenía el maestro de quién esta técnica fue modelada?
Vaya pregunta.

Veinte años con la PNL

¿De que manera hablar acerca de la PNL después de veinte años de practicarla? ¿Cómo hacerlo, habiendo transitado durante estos años, también por otros caminos que la han cuestionado y al mismo tiempo la han nutrido? ¿Qué decir ahora, cuando tan atrás va quedando el fanatismo idealista de los primeros tiempos, tan llenos de “furor curandis” y de juvenil omnipotencia?. Cuando las dudas internas: “¿se puede hacer con PNL una verdadera terapia profunda?”, “¿qué sos, un programador o un terapeuta?”, también resuenan lejanas, como un eco del pasado, como aquellas cuestiones que en algún momento de la vida nos preocupan y quitan el sueño y un tiempo después descubrimos, con un dejo de asombro y ternura, que la misma vida se encargó de resolverlas, y nos enseñó que hay preguntas que no se responden con explicaciones, sino en la dimensión existencial de la experiencia.

¿Cómo expresar que entender “la comunicación como un acto de amor” es una verdad profunda que tardé diez minutos en “entender” y no menos de diez años en encarnar? ¿Qué allí radica el Misterio profundo de la sanación? ¿Qué ejercer terapia como un “arte” lleva directo a ese Misterio? ¿Qué la práctica continua y conciente de las “técnicas que conforman la PNL” pueden destilar finalmente ese “arte”?

¿Cómo explicar que los postulados teóricos de la PNL se pueden expresar en unas pocas páginas, pero que esas pocas páginas pueden ser ahora escritas porque miles y miles fueron escritas antes, y son fruto de nuestro devenir como seres humanos a lo largo de la historia? ¿Qué podemos ver tan lejos porque aún siendo pequeños, estamos parados sobre los hombros de gigantes? ¿Qué muchos de esos postulados se parezcan tanto a las enseñanzas de antiguas tradiciones de sabiduría espiritual de distintos lugares y tiempos que algunos autores denominan “sabiduría perenne”?

¿Cómo hablar del “corazón de la mente”, y de esa verdadera unidad que somos y que no puede ser expresada más que con palabras separadas: unidad de las dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual?
¿Qué los síntomas tienen un sentido y que por más “negativos” que aparezcan en su manifestación externa, cumplen una función que es ecológica a la totalidad del sistema? ¿Qué no podemos extirparlos sin más ni más, sin extirpar con ellos una parte vital de nosotros mismos? ¿Qué no siempre es necesario “entender y analizar” para cambiar? ¿Que aún en la noche más negra hay esperanzas y que cómo sabríamos que el día es día si no hubiera también una noche negra con que compararlo?¿Qué el inconciente puede ser un maestro que nos guíe en nuestro proceso de sanación? ¿Qué todos tenemos potencialmente en nuestro interior los recursos que necesitamos para crecer y sanar?

¿Cómo expresar que la PNL es mucho más que un conjunto de técnicas poderosas?