miércoles, 4 de febrero de 2009

Veinte años con la PNL

¿De que manera hablar acerca de la PNL después de veinte años de practicarla? ¿Cómo hacerlo, habiendo transitado durante estos años, también por otros caminos que la han cuestionado y al mismo tiempo la han nutrido? ¿Qué decir ahora, cuando tan atrás va quedando el fanatismo idealista de los primeros tiempos, tan llenos de “furor curandis” y de juvenil omnipotencia?. Cuando las dudas internas: “¿se puede hacer con PNL una verdadera terapia profunda?”, “¿qué sos, un programador o un terapeuta?”, también resuenan lejanas, como un eco del pasado, como aquellas cuestiones que en algún momento de la vida nos preocupan y quitan el sueño y un tiempo después descubrimos, con un dejo de asombro y ternura, que la misma vida se encargó de resolverlas, y nos enseñó que hay preguntas que no se responden con explicaciones, sino en la dimensión existencial de la experiencia.

¿Cómo expresar que entender “la comunicación como un acto de amor” es una verdad profunda que tardé diez minutos en “entender” y no menos de diez años en encarnar? ¿Qué allí radica el Misterio profundo de la sanación? ¿Qué ejercer terapia como un “arte” lleva directo a ese Misterio? ¿Qué la práctica continua y conciente de las “técnicas que conforman la PNL” pueden destilar finalmente ese “arte”?

¿Cómo explicar que los postulados teóricos de la PNL se pueden expresar en unas pocas páginas, pero que esas pocas páginas pueden ser ahora escritas porque miles y miles fueron escritas antes, y son fruto de nuestro devenir como seres humanos a lo largo de la historia? ¿Qué podemos ver tan lejos porque aún siendo pequeños, estamos parados sobre los hombros de gigantes? ¿Qué muchos de esos postulados se parezcan tanto a las enseñanzas de antiguas tradiciones de sabiduría espiritual de distintos lugares y tiempos que algunos autores denominan “sabiduría perenne”?

¿Cómo hablar del “corazón de la mente”, y de esa verdadera unidad que somos y que no puede ser expresada más que con palabras separadas: unidad de las dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual?
¿Qué los síntomas tienen un sentido y que por más “negativos” que aparezcan en su manifestación externa, cumplen una función que es ecológica a la totalidad del sistema? ¿Qué no podemos extirparlos sin más ni más, sin extirpar con ellos una parte vital de nosotros mismos? ¿Qué no siempre es necesario “entender y analizar” para cambiar? ¿Que aún en la noche más negra hay esperanzas y que cómo sabríamos que el día es día si no hubiera también una noche negra con que compararlo?¿Qué el inconciente puede ser un maestro que nos guíe en nuestro proceso de sanación? ¿Qué todos tenemos potencialmente en nuestro interior los recursos que necesitamos para crecer y sanar?

¿Cómo expresar que la PNL es mucho más que un conjunto de técnicas poderosas?

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