miércoles, 4 de febrero de 2009

El misterio de las técnicas

Las técnicas me hacen pensar en ritos.
Definitivamente.
Si observamos el proceso más que el contenido, podemos decir que los ritos son secuencias de pasos que deben realizarse siempre de una determinada manera con la finalidad de obtener un resultado. Igual que las técnicas.
Me gusta esta metáfora. Así como un rito religioso puede convertirse en una experiencia de lo sagrado en tanto posibilita abrir un pasaje, esto es, crear un puente entre nuestra percepción ordinaria de la realidad y la dimensión de lo sagrado; la técnica, practicada con igual impecabilidad y apertura a la experiencia, también tiene la potencialidad de crear un puente ¡y conectarnos con el espíritu de los maestros terapeutas de quienes estas técnicas fueron modeladas!

Este es el misterio de las técnicas.
Las técnicas de la PNL no están vacías, no vienen del aire ni se engendran en la nada. Surgen del modelado de una experiencia terapéutica real encarnada en hombres y mujeres reales. De esta manera, una experiencia de allá y entonces, condensada en un modelo, se despliega finalmente en mi experiencia aquí y ahora.
Practicamos las técnicas, y algo sucede. Algo viene con ellas.
Se va destilando cada vez que las utilizamos. Se va añejando con el tiempo. Toma cuerpo y cobra vida.

Hoy creo que al practicar en forma conciente las técnicas de PNL, los terapeutas podemos no solo obtener el tipo de resultados terapéuticos que obtenían los maestros modelados, sino también acercarnos a la fuente profunda de la que emanaban sus intuiciones.

De este misterio de las técnicas habló cierta vez Juan Sebastian Bach cuando le preguntaron cómo hacía para tocar una música tan maravillosa, y Bach respondió:
“Yo solo toco las notas en orden, tal como están escritas, es Dios quien hace la música.”

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