jueves, 19 de mayo de 2011

RESPIRANDO COMO UNO



Con motivo de celebrarse el Día Mundial de la Respiración Holtrópica, junto a Stan y Christina Grof, la Asociación Internacional de Respiración Holotrópica (A.H.B.I) ha programado para el mes de junio la realización de encuentros (desde pequeños encuentros privados hasta grandes talleres de fin de semana) con la intención de generar un campo de conciencia ampliado en miles de personas en todo el mundo que, en un mismo día, contribuya a la sanación individual, colectiva y del planeta, facilitando el crecimiento de una Nueva Conciencia.


Este evento mundial se llama "Respirando Como Uno"
más info: https://www.wisdomuniversity.org/grof-eflyer.html

TALLER DE RESPIRACIÓN HOLOTRÓPICA EL 25 Y 26 DE JUNIO

lunes, 9 de mayo de 2011

SESIÓN DE MATILDE (fragmento de novela inédita)

El día perfecto se va esfumando de a poco entre mis volutas de humo y los rezongos de Matilde, la primera paciente de la mañana. Estoy un poco congestionada, ¿podrías apagar la pipa?, y más que un pedido es una exigencia imperativa escondida en esa mirada suplicante de vaca buena, la misma mirada con la que va aniquilando a su marido. Matilda se queja de que a él sólo le importa su trabajo, que no le presta suficiente atención, que no lo conmueven las dolencias de ella, que a veces hasta la agrede, ¿a vos te parece? dice mirando mi pipa, y tose, tose con ganas, muchas veces, con tos de dragón a punto de lanzar un lengüetazo de fuego sobre mi pipa. Pero yo se que ella sufre de verdad, y lo que me dice de su marido es verdad también, tan verdad como que lo va aniquilando. Él solo ve su mirada de vaca buena, de esposa sufriente dolida por la lumbalgia, la artirits, el reuma, las congestiones eternas, la psoriasis, los padecimientos que aparecen y desaparecen sin razón médica alguna. Tómese un rivotril y consulte a un psicólogo, le dijo su clínico después de un millón de análisis, porque lo que usted tiene es que en realidad no tiene nada. Pero ella sufre. ¡Claro que sufre! Y el médico dio en le clavo: sufre porque no tiene nada. Nada de vida. Nada que le de sentido a sus sesenta y cinco años. Nada de nada. El marido no entiende porqué en vez de experimentar la lógica y tierna compasión que cree que debiera sentir por las dolencias de ella, tiene un odio de acogotarla que a penas si disimula. Pero yo sí lo entiendo. Entiendo ese odio. Es mi trabajo. Matilde no me suplica que apague la pipa. No me lo pide. Me lo ordena y disfraza su exigencia con ojos de vaca buena. Las vacas buenas sí saben manipular al mundo, no es fácil defenderse de esa mirada de ojos tristes, entrecerrados, abnegados. Ojos que gritan lo que la boca calla. Es la pipa o me muero, ¿entendés? ¿Vos querés que me muera? ¿Tan desalmado sos? ¿Qué te cuesta apagar la pipa por una hora si después con los otros pacientes la prendés y fumás todo lo que se te de la gana? Si a los otros pacientes no les importa su salud, allá ellos, si vos nunca escuchaste hablar del cáncer, querido, es tu problema, el mío es que hoy —como ayer, como mañana, como siempre— estoy muy congestionada, ¿entendés? No puedo respirar, me voy a morir de congestión, ¿entendés?
Matilde.
...
Matilde espera mientas apoyo la pipa sobre la mesa. Inclinarme dispara una puntada de dolor en mis vértebras lumbares. Apoltronarse por horas en el cómodo sillón del terapeuta causa lumbalgia. Nadie te enseña eso en la universidad. Como por arte de magia la tos de mi paciente desaparece por completo y Matilde se larga a hablar con verborragia desenfrenada, como un dique al que le han abierto las compuertas inunda mi consultorio con relatos intrascendentes y precisión de detalles insignificantes. Matilde crece a medida que avanza su discurso, se va inflando y se desquita por todo lo que ha callado durante la semana, se indigna y lanza estocadas aquí y allá como un espadachín enfebrecido que combate contra cincuenta adversarios invisibles. Ya no queda nada de su mirada de vaca buena. Sus ojos brillan. La escucho. La escucho bien. La escucho de oficio. La escucho sin amor, vacío de interés, tejiendo en mi interior palabras con sentido que voy rescatando de su parloteo quejumbroso. Matilde se desagota y se calla y su mirada pide disculpas “espero no haberte ofendido mi enojo no es contra vos”, “ya lo se, querida” le dicen mis ojos y con voz de terapeuta comprensivo le devuelvo mi tejido de retazos que ella acepta agradecida como siempre, y se arellana en su sillón cubriéndose confortada con mi manta de palabras. “Sos el único que en verdad me comprende”, dice. “Lo sé, Matilde, pero ¿esto te sirve?” “Claro que me sirve, me siento mucho mejor”
Sí, pienso, pero ¿esto sirve para algo?

HACEME COSQUILLAS... (fragmento de novela inédita)




Todos me dicen que como soy psicólogo debiera saber mejor que nadie que le tendría que poner más límites a la nena y no dejar que me pase por encima. Que hace demasiados berrinches, que no hace caso, que la consiento demasiado. Que con cuatro años y medio soy el único que todavía le hace upa, que ya está grande como para caminar sola, que no necesita cuentos de media hora en las noches que con un chau hasta mañana debiera bastarle. Que no esta bien que le permita que me grite, que cuando hablan los adultos los niños se callan, que come demasiados caramelos, que le permito mirar mucha tele, que me maneja como quiere, se encapricha y te manipula y vos no le decís nada, me dice Mora, te quedás sentado mirando como si nada, le permitís demasiado eso es lo que pasa, entonces se te sube a la cabeza y vos encima la consentís, te hace gracia, te reís pero a mi no me parece gracioso, en casa de herrero cuchillo de palo, ¿vos sos psicólogo? Vení, haceme cosquillas así me río.

viernes, 29 de abril de 2011

jueves, 7 de abril de 2011

COINCIDENCIA



Observemos que, de hecho, más allá de las diferentes escuelas teóricas, 
todas las terapias coinciden en este punto: 
los terapeutas 
buscan producir cambios en el modelo del mundo de sus pacientes, 
para que después ellos 
produzcan algún cambio en su mundo real.

EL MAGO

Sallie Nichols, en su libro “Jung y el Tarot”, explora algunas de las características del arquetipo del Mago.
El Mago del Tarot de Marsella tiene en una mano la varita mágica y en la otra una moneda de oro.
La mano es muy importante en toda magia. Es el símbolo del poder del hombre para medir y dar forma a la naturaleza y usar de modo creativo sus energías. Más veloz que el ojo, la mano del Mago crea la ilusión más rápidamente que lo que nuestra imaginación puede seguir. Su mano es más rápida... que la ocupada mente del hombre”.

El Mago actúa bajo la forma del terapeuta de múltiples formas, como Sabio, puede obrar milagros, pero como Charlatán “se lo puede encontrar en la feria del pueblo enredando a los parroquianos borrachos, haciéndoles desaparecer sus dineros".
Esa es la doble naturaleza del arquetipo del Mago. 


 
El Mago tiene el poder de revelar la realidad fundamental, 
la intimidad que subyace a todo; 
representa el poder de obrar milagros que tenemos todos y 
que es capaz de revelar la oculta fuente de vida que hay en nosotros, 
ofreciéndonosla para un uso creativo”
Como terapeutas actuamos bajo el influjo del arquetipo del Mago.
¿Pero del Mago Charlatán o del Mago Sabio?

martes, 29 de marzo de 2011

lunes, 28 de marzo de 2011

LA RESPIRACIÓN HOLOTRÓPICA

Hace ya varios años, con mi amiga y colega Silvina Alterman, escribimos este artículo sobre la Respiración Holotrópica y la PsicologíaTranspersonal, basados en los trabajos del Dr. Stan Grof.
A los interesados en saber de qué se trata y como preludio para un nuevo Ciclo de Talleres que realizaré próximamente junto a Alberto Attias y a Lilia Gómez B., aquí va...




Una forma específica de respiración puede usarse como medio para expandir nuestra conciencia y, en un contexto adecuado, entregarnos a explorar los contenidos del inconsciente individual, colectivo y transpersonal, resultando así en una experiencia profundamente transformadora y trascendente.

Este trabajo resulta de una síntesis entre la moderna investigación de la conciencia y conocimientos ancestrales de antiguas tradiciones.

Muchas culturas aborígenes utilizaban la respiración acompañada de cánticos, danzas, tambores e ingestión de plantas sagradas, como forma de alcanzar la curación física y emocional, en el contexto de su práctica espiritual.

El Dr. Stan Grof MD. ha investigado por más de cuarenta años, el potencial curativo de los estados no ordinarios de conciencia, y en colaboración con su esposa Cristina desarrollaron este método al que denominaron Respiración Holotrópica (del griego “holos” que quiere decir “totalidad”, y “trepein”, “con movimiento hacia”).


La Respiración Holotrópica combina el uso de la respiración intensificada, música evocativa y una forma particular de trabajo corporal orientado al desbloqueo energético, en un marco de contención y cuidado que permite y apunta a la sanación física, emocional y a la apertura espiritual.


Este trabajo posibilita acceder a ricas y profundas áreas del psiquismo, registrar y resolver tensiones y bloqueos en nuestro cuerpo, recordar y elaborar situaciones traumáticas de nuestra vida, tener importantes insights (“darse cuenta”) sobre nosotros mismos y el funcionamiento de las cosas del mundo y del cosmos, reconocer energías arquetípicas y explorar las distintas dimensiones de la existencia abriéndonos a planos hasta ahora no investigados por las psicología tradicional. En fin, expandir los límites de nuestro universo personal, al mismo tiempo que aliviar los dolores de la vida, tanto en el plano físico como emocional, recuperando la sensación de sentirnos parte de un todo mayor que nos contiene y conforma.


Por el grado de intensidad, profundidad y trascendencia que se alcanza con este trabajo, es esencial un entorno seguro y contenedor que permita a la psique abrirse y entregarse a vivenciar la experiencia, por eso , cada respirador trabaja con un compañero que lo cuida durante la sesión, acompañados muy de cerca por los facilitadores (profesionales especialmente entrenados por el Dr. Grof en este método de trabajo).


La Respiración Holotrópica es un camino de autodescubrimiento y sanación que nos invita a desandar ese largo camino de divisiones que tanto dolor ha engendrado en nuestras vidas. Desandar la fragmentación, pero desandarla hacia delante. Trascenderla.


Trascender la división.


La división no está allí, entre el cuerpo y la mente, entre lo psicológico, lo corporal y lo espiritual. Entre “nosotros” y “ellos”.


La división está aquí, de este lado del mostrador. Del observador que clasifica, analiza, separa, categoriza, en fin, que trata de “entender”.


Y el entendimiento es limitado, ¡vaya si lo es!, no puede absorver porciones demasiado grandes. Lo grande lo atemoriza, y entonces se cierra, se atraganta, se contrae. Necesita pisar sobre seguro. Se siente a salvo en tierra conocida y solo desde allí se anima a ir explorando, poco a poco.


Parece que es así como funcionan las cosas. Fluctuamos entre el ansia por aprehender, por abarcar lo desconocido, y la necesidad de no soltar del todo el pedacito de baldosa sobre el que pisamos.


Con la Respiración Holotrópica proponemos un viaje de autodescubrimiento y sanación, que tiene mucho de invitación a explorar lo desconocido.


No tenemos muchas certezas acerca del viaje, más allá del puerto desde el que partimos, y nuestra experiencia de navegantes. Sabemos que hay un universo infinitamente insondable del que apenas tenemos remotos atisbos.


No solamente no tenemos todas las respuestas, sino que tal vez recién estemos empezando a formular las preguntas correctas.


Stan Grof se formuló algunas de esas preguntas allá en Praga hacia fines de los cincuenta. Como psiquiatra formado en psicoanálisis encontró que las teorías existentes no alcanzaban a explicar la profundidad y la riqueza de las experiencias que sus pacientes tenían, entonces, como un navegante que sale a explorar mares desconocidos, se lanzó a la aventura , y cada viaje le sirvió para ir desarrollando nuevos mapas. Así formuló una cartografía ampliada del psiquismo.


Ahora no solo contamos con mapas que nos sirven de guía en la exploración de lo biográfico – tal como en la psicología tradicional-, sino que contamos con mapas de las dimensiones perinatal y transpersonal.


La Respiración Holotrópica propone un viaje de exploración y autodescubrimiento, trabajar con nosotros mismos sumergiéndonos en las profundidades del psiquismo para emerger enriquecidos, tal vez “renacidos”, para vivir nuestra vida con más integridad, con mayor entereza, con más conciencia de nuestro lugar en el cosmos, en paz con nosotros mismos, con nuestros vínculos... y con la Vida.

lunes, 21 de marzo de 2011

TRIBULACIONES... continuación.


La venganza de la Vida, de las locuras engendradas en los repliegues de mi alma de potro indomable. De ameba amorfa. De gusano espástico. De murciélago ciego. De hiena hambrienta. De cachorro destetado a destiempo. De gacela juguetona. De orangután pensativo. De bestia cogiente. De foca amante. De pichón inocente.
¡No ven que me estoy descascarando impotente a jirones y a pedazos de articulaciones viejas y oxidadas que se van partiendo por mi propio peso!
Solamente siento el pulsar cada vez más fuerte de mi simiente... y ¡miedo!
El miedo a la nada. A no saber qué hacer. A no saber. El miedo eterno, el miedo conocido, disecado, comprendido. El miedo domesticado, analizado. El miedo guardián carcelero. El miedo tramposo.
El miedo. El miodo. Mi odio...
Odio estar acá contándoles de mi miedo y no saber qué hacer en lugar de odiar estar acá contándoles de mi miedo mientras la vida sucede más allá. No es cierto, como tampoco es cierto lo que una vez Fritz Perls —el gran terapeuta— le dijo a Gabrielle Roth —la gran bailarina— arrojando al mar el libro que ella leía: “¡No pierdas tu tiempo leyendo esto! ¡Yo lo escribí porque no sabía bailar como vos!”
¡Mierda! ¡Mil veces mierda!
¡No es cierto por más cierto que sea!
¿Qué quiere decir “yo lo escribí porque no sabía bailar como vos?” De pie al borde de los acantilados, Fritz le arrebató el libro y lo tiró con fuerza, bien lejos. Y los dos se quedaron mirando cómo el libro iba cayendo hasta no ser nada más que un punto y una espumita blanca, antes de hundirse para siempre en el mar.
En el fondo del mar.
“Lo escribí porque no sabía bailar como vos”, le dijo.
¡Por supuesto! Él no sabía bailar como ella. Pero no se puso a pensar que ella a lo mejor bailaba porque no sabía escribir como él.
¿Y qué hacen ustedes con su semilla latiente?
¡Porque yo estoy acá con la mía y no sé qué hacer!
¡No sé tratar con una semilla latiente!
¡Por Dios que no lo sé!

TRIBULACIONES DE UNA SEMILLA LATIENTE

(fragmento de novela inédita con el que inauguro el 2011)


¡Esto no va más! ¡Estoy seco! ¡Frío! ¡Duro! ¡Muerto! ¡Mi panza está tensa como un tumor! ¡Estoy anestesiado! ¡Insatisfecho! ¡Atrofiado! ¡Mi cabeza gigante! ¡Mi pecho escuálido! ¡Agitado! ¡Mi pecho tosedor! ¡Temblequeante! ¡Mis patitas flojas! ¡Tensa la cabeza harta de tensión! ¡Harto de mí mismo! ¡Harto de farsas, que incluso ellas están hartas de mí!
¡Me voy desarmando como un homúnculo enclenque!
¡Caigo a pedazos dentro de mi aburrimiento! ¡Encorseto la vida! ¡Aprisiono impulsos que brotan en frases muertas! ¡Tamizo! ¡Empalizo! ¡Levanto barricadas para ahogar un grito!
¡Brama el silencio de tanto que no digo!
¡Y las lágrimas que jamás he llorado invierten su recorrido! ¡Me inundan bien adentro! ¡Y mis maestros Perfección y Exigencia, que tan bien han sabido encarcelarme, se matan de risa!
Aprisionado de lecciones y palabras, encadenado a buenas intenciones, intenté ser perfecto y no pude.
¡Intenté ser perfecto!
¡De verdad lo intenté!
¡Lo intenté, madre! ¡Lo intenté, padre...! ¡Y estoy harto de intentar y de fracasar tanto!
He cumplido al pie de la letra todas las letras. Y compruebo, pero demasiado tarde, que ya no hay letras que me aguanten. Que ya no aguanto las letras. Que las letras me letrinan, me latrosigan, me latren, me lentriegan, me lentierran, me lacran.
¿Qué soy, acaso, sin las letras?
Sin las letras me voy des-hojando.
Me des-tartalo.
¿Y que hay detrás del tartalo?
¡Nada!
Nada más que una tensión que crece en la panza, un nudo en el pecho y… ¡nada!
Nada más que una semilla latiente que encierro, que tapo, aprisiono y no dejo que estalle.
¡Una semilla, un huevo latiente que pulsa como una bomba de tiempo!
Mi simiente.