lunes, 21 de marzo de 2011

TRIBULACIONES DE UNA SEMILLA LATIENTE

(fragmento de novela inédita con el que inauguro el 2011)


¡Esto no va más! ¡Estoy seco! ¡Frío! ¡Duro! ¡Muerto! ¡Mi panza está tensa como un tumor! ¡Estoy anestesiado! ¡Insatisfecho! ¡Atrofiado! ¡Mi cabeza gigante! ¡Mi pecho escuálido! ¡Agitado! ¡Mi pecho tosedor! ¡Temblequeante! ¡Mis patitas flojas! ¡Tensa la cabeza harta de tensión! ¡Harto de mí mismo! ¡Harto de farsas, que incluso ellas están hartas de mí!
¡Me voy desarmando como un homúnculo enclenque!
¡Caigo a pedazos dentro de mi aburrimiento! ¡Encorseto la vida! ¡Aprisiono impulsos que brotan en frases muertas! ¡Tamizo! ¡Empalizo! ¡Levanto barricadas para ahogar un grito!
¡Brama el silencio de tanto que no digo!
¡Y las lágrimas que jamás he llorado invierten su recorrido! ¡Me inundan bien adentro! ¡Y mis maestros Perfección y Exigencia, que tan bien han sabido encarcelarme, se matan de risa!
Aprisionado de lecciones y palabras, encadenado a buenas intenciones, intenté ser perfecto y no pude.
¡Intenté ser perfecto!
¡De verdad lo intenté!
¡Lo intenté, madre! ¡Lo intenté, padre...! ¡Y estoy harto de intentar y de fracasar tanto!
He cumplido al pie de la letra todas las letras. Y compruebo, pero demasiado tarde, que ya no hay letras que me aguanten. Que ya no aguanto las letras. Que las letras me letrinan, me latrosigan, me latren, me lentriegan, me lentierran, me lacran.
¿Qué soy, acaso, sin las letras?
Sin las letras me voy des-hojando.
Me des-tartalo.
¿Y que hay detrás del tartalo?
¡Nada!
Nada más que una tensión que crece en la panza, un nudo en el pecho y… ¡nada!
Nada más que una semilla latiente que encierro, que tapo, aprisiono y no dejo que estalle.
¡Una semilla, un huevo latiente que pulsa como una bomba de tiempo!
Mi simiente.



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