Según la
tradición judía hace unas horas comenzó un nuevo año. Es el Rosh ha Shaná y a
partir de hoy comienza un período de diez días: los Días Terribles (Iamim
Noraim) que culminan el Día del Perdón (Yom Kipur) cuando Dios finalmente nos
inscribe (o no lo hace) en el Libro de la Vida.
Se
acostumbra en los templos hacer sonar el Shofar (corneta hecha de cuerno de carnero)
que con su estridente sonido inicia estos días de profunda introspección.
Pero este
año no necesitamos Shofar.
Harto Dios de
que no le prestemos atención habla cada vez más fuerte: huracanes y terremotos
estremecen las almas y los huesos.
“Me asustan
estos movimientos de Shiva” le digo a Ramón mi hermano mexicano apenas horas
después del terremoto, y él, chamán de saco y corbata me responde “Pero la
Pachamama es sabia, Hermano, hay que abrazar su designio con humildad”.
Es verdad. La
vida es una Gracia Inmerecida. En estos “Días Terribles” Dios puede borrarnos
del Libro de la Vida de un plumazo.
Entonces los
días se vuelven maravillosos: abrazamos la Vida como un regalo que se nos brinda
sin que hayamos hecho nada especial para merecerlo. Cada día, cada respiro,
cada latido del corazón es un puro regalo!
En este Rosh
ha Shaná, entre el fuego de Shiva y la sabiduría de la Pachamama, que Dios nos
sostenga danzando sobre la palma de su mano. Celebremos la Vida con
agradecimiento, bebamos sus jugos hasta la última gota.
Un año bueno
y dulce para todos!
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