lunes, 20 de mayo de 2019

Lima. Perú. Junio 2019


SANA Y TRANSFORMA TU RELACIÓN DE PAREJA

Nuestra pareja es nuestro principal maestro en el camino de vida.
No solo ve nuestras luces, sino que convive día a día con nuestras sombras. Podemos tener muchas máscaras para salir al mundo, pero en la intimidad de una relación se ve la madera de la que estamos hechos.

“Póngase en el lugar del otro”, enseñan los maestros.
Hay vínculos que realmente son importantes para nosotros y que íntimamente sabemos que necesitan ser sanados. Poner el cuerpo, la mente y las emociones en los zapatos de la otra persona facilita llevar luz y sanación a ese vínculo preciado.
Traspasar las fronteras del ego que nos separa es alcanzar una verdadera comprensión del otro que, en el mejor de los casos, se manifestará en una profunda y genuina aceptación.
El amor no es solamente un sentimiento, no es una cualidad escurridiza que surge y se desvanece siguiendo el ritmo de nuestra vida afectiva. El amor al que nos referimos es una práctica de aceptación y respeto que se manifiesta en nuestros comportamientos, en la manera en que nos relacionamos con los demás.
Como en el saludo hindú del Namasté —que consiste en juntar las manos a la altura del pecho, inclinar levemente la cabeza, y con ese gesto reconocer y reverenciar la dimensión sagrada que se encuentra presente en el otro—, reconocemos a nuestra pareja como un ser humano y no como mero instrumento para satisfacer nuestras necesidades.
 “Recordar”, del latín, re-cordis, literalmente significa 'pasar por el corazón’.
Si se dispone a sanar una relación, “recuerde” el Namasté. Experimentará de esta manera la dimensión más profunda y sanadora que subyace en la esencia misma de la comunicación.
(extractos del libro “PNL. Mapas para el cambio” de Gabriel Plachta)



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