miércoles, 21 de octubre de 2009

ACERCA DE LA IMPOTENCIA Y LA OMNIPOTENCIA


Los impotentes, los que se sienten como hojas al viento se creen en exceso vulnerables. Pierden poder, pero en su fuero íntimo —y a veces ni siquiera son concientes de ello— ganan una sensación de falsa inocencia: les puede ir muy mal o muy bien, pero ellos no son responsables, se lavan las manos frente a la vida. Son las fuerzas externas a ellos mismos las responsables de sus alegrías o sus desdichas. Evitan hacerse cargo, eluden su responsabilidad por su propia existencia.
De alguna manera son como niños que no han crecido: se sienten ilusoriamente inocentes, pero pagando el precio de vivir la vida a media máquina, sin desarrollar su potencial, sin llegar a ser realmente quienes ellos mismos son.
En cambio los omnipotentes, los que creen ser los capitanes de su propio barco, ganan una sensación de poder y seguridad, pero esta seguridad, como veremos, es parcialmente ilusoria. Les puede ir muy bien o muy mal, ellos aprietan los dientes y afirman ser los exclusivos responsables por su destino.
La clave para identificarlos es la palabra “exclusivos”: una cosa es hacerse cargo de la propia existencia, y otra vivir como amos y señores del universo, como si de ellos dependiese manejar todas las contingencias de la vida.
Así se sienten en control. Pero controlarlo todo es una ilusión, tal vez una manera de evitar tomar contacto con la dimensión de Misterio e imprevisibilidad que la vida misma conlleva.
Muchas veces son como huecos robles que, más tarde o más temprano, los golpes del destino derriban.
Tal como plantean los filósofos y psicólogos existencialistas, los seres humanos convivimos con ciertas problemáticas existenciales que más tarde o más temprano debemos encarar: el sentido o el sinsentido de la vida, la soledad existencial, la muerte y la libertad. Según Irvin Yalom, estas problemáticas son universales y la forma de dirimirlas determinará el modo en que cada uno de nosotros vivirá su vida.
La impotencia y la omnipotencia son dos modelos explicativos del mundo que calzan con las necesidades psicológicas derivadas de las problemáticas existenciales: los impotentes escapan del poder porque asumirlo implicaría adjudicarse el peso de la responsabilidad por su propia vida; los omnipotentes escapan de la vulnerabilidad que produce lo inmanejable.

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