jueves, 1 de octubre de 2009

LOS SISTEMAS REPRSENTACIONALES EN OTROS CAMPOS

(este texto quedó fuera de la edición del libro)

La información referida a los distintos sistemas representacionales trascendió los límites de la psicoterapia.
Fue muy interesante, por ejemplo, observar cómo evolucionaron los anuncios publicitarios a lo largo de estos últimos veinte años.
Interesados en vender y llegar a la gente, los publicistas rápidamente incorporaron esta información que brindaba la PNL.
Antes era común ver anuncios dirigidos exclusivamente a los visuales, auditivos o kinestésicos. Probablemente quienes diseñaban una imagen o una frase vendedora no se fijaban en ello, y se les filtraba, entonces, su propio sistema representacional dominante.
Hoy, los publicistas tienen el cuidado de expresarse en los tres idiomas al mismo tiempo. De hecho, algunos de manera bastante explícita, utilizan las palabras “ver, escuchar y sentir”, juntas en un mismo slogan o aviso publicitario.

En el ámbito de la educación, el conocimiento de los sistemas representacionales también tiene su relevancia, y es un campo abierto a la investigación.
Si consideramos al proceso educativo desde un punto de vista comunicacional, explorar las estrategias didácticas a la luz de esta información puede resultar revelador.

Un día, en la Universidad, compartiendo una clase con un grupo de psicopedagogas, les pregunté si podían identificar si el sistema de enseñanza de la lecto-escritura con el que se educaba a los niños estaba diseñado en función de un sistema representacional particular.
La respuesta afirmativa fue unánime.
El sistema de enseñanza de la lecto-escritura es predominantemente visual: las maestras muestran imágenes y palabras para que los niños vean, escriben en el pizarrón para que copien, presentan carteles y anuncios para que miren.
Los niños auditivos y kinestésicos quedan postergados. Deben esforzarse más para alcanzar los mismos logros que sus compañeros visuales.
¡Qué simple sería si, además de mostrar la imagen, las maestras pronunciaran para los auditivos la palabra en voz alta, si pidieran a los niños que las pronuncien o las canten también, si trabajaran con bloques de letras o palabras que los kinestésicos pudieran tocar y manipular!
¡Si jugaran juegos, cantaran canciones, contaran cuentos, y manipularan objetos de manera tal que los tres sistemas representacionales se vieran involucrados en el proceso de aprendizaje!
Muchos docentes, de forma intuitiva, o apoyados en distintos modelos de enseñanza, de hecho ya trabajan de esta manera, pero esta información brindaba una nueva comprensión de los fenómenos involucrados.
Las psicopedagogas se entusiasmaron.
También les hice notar que una maestra visual tiene naturalmente un ritmo veloz que deja rezagados a los niños kinestésicos, y una maestra kinestésica aburre a los niños visuales que luego manifiestan “inexplicables” problemas de conducta. Ellas lidiaban con esas cuestiones todos los días.
¡Eran muchas las facetas que podrían ser exploradas!

Si usted descubre que su sistema representacional dominante es muy pronunciado, le sugiero que, en primer lugar, investigue de qué manera esto influye en sus relaciones personales y en su trabajo. Luego podrá entrenar su flexibilidad para pasar voluntariamente de un sistema a otro y se ejercitará en el arte de “traducir”. Le aseguro que obtendrá importantes beneficios, y dejará de lado muchas dificultades y sufrimiento innecesario.
Si, en cambio, usted es de aquéllos cuyo sistema representacional no es tan marcado, la información contenida en este capítulo le facilitará comprender cómo se representan el mundo las demás personas con las que interactúa.

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